Camila se sumó al equipo de trabajo como becaria doctoral en abril de este año bajo la dirección de la Dra. Melisa Garrido. Su objetivo es contribuir a una mejor comprensión de las causas del despoblamiento de las colonias de abejas Apis mellifera y contrarrestar las problemáticas que reducen año a año su población. Hace unos años se viene trabajando en la temática, y se ha ampliado el objetivo al incluir en dicho estudio dos factores que generan estrés en las colonias de abejas y la interacción entre ambos. Por un lado, un estresor biológico, Nosema ceranae, un microsporidio parásito que infecta a las células en el intestino de las abejas, agente etiológico de la nosemosis, enfermedad que se ha convertido en una de las más prevalentes de los últimos años en colmenas productivas; y por otro lado estudiará un estresor químico, el amitraz, un acaricida sintético utilizado en el tratamiento contra la varroosis. Además se estudiará la adición en la dieta del ácido p-cumárico (un fitoquímico que se encuentra presente en pólenes y mieles) como posible reductor del estrés gracias a su capacidad de detoxificación de xenobióticos.
Cuando le consultamos a Camila sobre el vínculo Instituto-Investigador-Sociedad, ella responde: “Me imagino al investigador como mediador entre la ciencia y la sociedad y por lo tanto inmerso en ambas. Asimismo, al pertenecer a una institución pública, el investigador no puede ser ajeno a la sociedad a la que pertenece. Es por esto que las investigaciones llevadas a cabo deben responder a una necesidad basada en las problemáticas que afectan a la sociedad.
El instituto es el que reúne a los investigadores siendo un ambiente propicio para el trabajo en equipo y la colaboración entre pares. Es entonces, el puente físico y palpable entre la ciencia y la sociedad”.
